miércoles, 28 de marzo de 2012

Algunas chapuzas de la investigación del 11 marzo

No se sabe cuál fue el explosivo, no se sabe cuál es el arma ni el autor intelectual, los condenados lo han sido con pruebas inconsistentes, como Zougan, que fue visto en cuatro sitios al mismo tiempo el día de los atentados pero no aparece en ninguna grabación de las cámaras de la estación, aunque sí aparezca un miembro de ETA, cuyo vídeo está más abajo.
La causa contra el jefe de la policía Manzano se archivó (estaba acusado de falsificación de pruebas), la jueza que lo juzgaba fue ridiculizada por periódicos como el país, Manzano, la documentación no la pasó a los policías científicos, no entregó las muestras, hizo un informe del componente de los explosivos de forma genérica, sin enviarlo al departamento especialista.
Los sacos de pruebas de las 90 t de los restos del atentado que se cogieron desaparecieron, los trenes fueron destruidos a los cuatro días y todo el material dicen que se recicló aunque nadie sabe quién dio la orden de deshacer todo, sólo quedaron unas pequeñas muestras que todos los peritos coincidieron en que eran insuficientes, algún clavo un poco de polvo de un extintor poco más. En una pericial posterior un perito dice que hay un componente "como los que utiliza ETA, que es una putada", por lo que fue asediado por Garzón. Se hace referencia también a que el tipo de explosión direccional corresponde a un explosivo militar, así como la potencia del mismo.
La única prueba que sirvió para encauzar toda la investigación fue la mochila de Vallecas, con dos pruebas falsas: un explosivo con metralla, cuando el de los trenes no tenía metralla y un teléfono preparado para no estallar con una tarjeta que dirigía directamente a unos culpables, aunque sólo por venderla, ya que la tarjeta no era necesaria para hacer estallar explosivo.
Esta mochila apareció 18 horas después en la comisaría, sin que nadie sepa de dónde ha salido. Acerca del protocolo de la custodia de los tedax se solicitó un informe a interior que tardó un año en responder, bajo mandato de Rubalcaba.
Las estaciones habían sido tomadas por la policía días antes del atentado, todos los sospechosos estaban siendo investigados, siendo gran parte de ellos confidentes policiales.
La mochila de Vallecas llevaba los cables sueltos, estaba preparada para no estallar, llevaba una tarjeta innecesaria para activar la bomba, sólo necesaria para dirigir la investigación hacia alguien.
Dicen que fue un atentado islamista, el único en el que los acusados condenaron el atentado, el único en el que los acusados islamistas no reconocen que fueron ellos, el único en el que los islamistas presuntos no se inmolan, el único está formado por delincuentes comunes que se dedican al trapicheo o temas afines, el único donde ningún terrorista aparece en las cámaras de video que filmaron el día del atentado.
Se portaron como pruebas las del renault Kangoo, aunque los perros no detectaron ningún explosivo en ellas y dos policías que la vieron tampoco, los explosivos aparecieron después en la comisaría.
El coche Skoda Favia aparece tres meses después del atentado, en el inventario no aparecía al principio ni en el listado que se hizo de todo lo que se encontró, fue una prueba puesta a posteriori que el juez eliminó sin investigar por qué había una prueba falsa.
Los culpables del atentado estaban en el piso de Leganés, en el que hubo un tiroteo con los policías pero no aparecieron casquillos, ni huellas de los mismos, sus teléfonos siguieron activos después de la explosión y dicen que mandaron un fax diciendo que todo se había producido por intervenir en la guerra de Irak aunque desde el piso no se podía mandar ningún fax. Se suicidan en el piso sin matar a nadie aunque no lo hicieron en los trenes, tras el desalojo ordenado de toda la casa. Los Tedax intentaron entrar en el piso aunque nunca lo hacen sin negociar.
Los policías en el juicio no informaron de que Zougam estaba el día anterior al atentado en un gimnasio hasta las 24 horas, aunque tenían pruebas de ello, de ocho testigos cinco fueron eliminados por contradicciones y los otros 3, de ellos dos rumanas fueron eliminadas por decir que les cayó muerto encima en un tren donde no había habido muertos, siendo rechazadas fueron admitidas después al admitir que habían visto a Zougam el día de las explosiones, siendo indemnizadas con cerca de 100.000 euros y la nacionalidad. El tercer testigo dijo que vio a Zougam pero que no estaba seguro al 100 × 100.
¡Y SE NIEGAN A REABRIR EL CASO!

jueves, 22 de marzo de 2012

http://politica.elpais.com/politica/2012/03/21/actualidad/1332366527_749675.html


De 8 testigos se eliminaron 5 por contradicciones. De los 3 uno no estaba seguro y las 2 rumanas fueron primero rechazadas por mentir de que les cayó un cadáver encima pero luego admitidas por reconocer a Zougam, cobrando indemnizaciones millonarias por ello.

http://www.libertaddigital.com/nacional/2011-12-20/zougam-se-querella-contra-las-testigos-rumanas-por-falso-testimonio-1276444762/

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Avatar de jorgelopez10
jorgelopez10, 22.03.2012 - 18.16h

    14: "Vergonzoso a lo que ha llegado la derecha de este país, a querer que asesinos múltiples de Al Qaeda sean liberados sólo por seguir manipulando con sus mentiras."
    Donde está Al-Qaeda? explosivos españoles (aunque miltares y con titadyne), con confidentes policiales españoles, presuntos explosivos de mina española, primer atentado de Al-qaeda sin suicidas, primeros terroristas de Al-qaeda que no reconocen que lo son, primeros terroristas de Al-qaeda que condenan los atentados, primeros terroristas de Al-qaeda que no salen en las cámaras de vídeo de la estación, terroristas de Al-qaeda que no hay ni una sola huella suya en los escenarios del crimen: ni en Morata ni en las mochilas ni en el Skoda, ni en la Kangoo, etc.
    Indocumentados, carajo.

    martes, 20 de marzo de 2012

    Un país tan extraño

    http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/un-pais-tan-extrano-11105/


    Que vivimos en un país extraño lo atestigua el hecho de que hayan tenido que pasar ocho años para que alguien pida un informe exhaustivo sobre la destrucción de los trenes del 11-M, como acaba de hacer el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce. Como también atestigua lo extraño de nuestro país el hecho de que esa noticia resulte tan llamativa.

    En cualquier otro país democrático, si alguien se hubiera atrevido a ordenar, o a tolerar, la inmediata destrucción de los escenarios del crimen correspondientes a una espantosa masacre terrorista, la propia Justicia habría actuado de oficio con la máxima rapidez posible, para impedir o castigar cualquier posible delito de destrucción de pruebas. Es lo normal, y no debería resultar sorprendente. En cualquier otro país democrático, lo llamativo, lo escandaloso, sería que alguien destruyera - voluntaria o involuntariamente - pruebas de una masacre terrorista y nadie moviera un dedo para averiguar quién y por qué.

    Pero aquí hemos tenido que vivir un lento goteo de informaciones periodísticas, y un cambio de Gobierno, para que por fin alguien haga lo que de la Justicia se espera. En los ocho años anteriores, todo el mundo eligió mirar hacia otro lado. A pesar de las informaciones periodísticas. A pesar de las solicitudes de diligencias presentadas por las víctimas. A pesar de que existían denuncias concretas relativas a la destrucción de aquellos trenes. A pesar de que la lógica y la razón indicaban que esa destrucción ni fue normal, ni fue inocente.

    El fiscal Javier Zaragoza tiene ahora que remitir a la Fiscalía General del Estado toda la información recopilada durante la instrucción y el juicio del 11-M en relación con los restos de los trenes y su recogida, incautación, desguace o conservación.

    No es que el fiscal Zaragoza se distinguiera precisamente durante el juicio del 11-M por su rigor jurídico y su respeto a los hechos. Suya es la famosa frase de "en definitiva da igual el explosivo que se utilizara" (Informe de Conclusiones Definitivas del Ministerio Fiscal, sesión del 11/6/2007 del juicio del 11-M), pero en este caso no importa realmente la personalidad de quien tiene que elaborar el informe: lo que se le ha pedido a ese fiscal es que recopile los datos existentes, no que los interprete. Y los documentos están en la causa o no lo están. No caben matices intermedios.

    Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán. Esperaremos, pues, a que se elabore ese informe que la Fiscalía General del Estado necesita para averiguar de quién es la responsabilidad de que 10 de los 11 trenes explosionados el 11-M se desguazaran con extraordinaria rapidez, y de que los restos del último de esos trenes, los únicos que se salvaron de la destrucción, fueran conservados durante todo este tiempo en secreto, sin dejar de ellos el más mínimo rastro documental ni en el sumario, ni en el juicio.



    jueves, 15 de marzo de 2012

    El único vagón del único culpable

    http://www.libertaddigital.com/opinion/javier-somalo/el-unico-vagon-del-unico-culpable-63521/

    Ante el hallazgo de uno de los focos de explosión del 11-M, hay quien se quedará con que, sin una cadena de custodia, no tiene carácter probatorio. ¿Por qué no se preguntan qué maldita cadena de custodia permitió que un vagón entero en el que murieron personas acabe bajo un chamizo y no bajo la lupa policial y científica?

    No es el carácter probatorio químico (componentes de explosivos) ni el físico (comportamiento del metal ante la explosión) lo que importa, aunque no haya que descartarlo. Lo que prueba este hallazgo es un delito de ocultación de pruebas. Y ese es un resistente hilo del que se puede tirar porque en el otro extremo está amarrado el "¡Quién ha sido!" que gritaron frente a las sedes del PP, hace ahora ocho años, los mismos –sálvese quien pueda– que mezclarán la protesta laboral con el más vergonzoso homenaje a las víctimas de la masacre. Encontrar al que oculta las pruebas de un asesinato nos lleva a conocer las razones que le empujaron a hacerlo, o sea, la lealtad a la que se debe. Y recordemos que la sentencia de Gómez Bermúdez se firmó reconociendo la incógnita de la autoría intelectual y que el Tribunal Supremo no compró la versión de los autores materiales inmolados en Leganés.

    Sólo encerraron a un culpable, Jamal Zougham, porque tres rumanos dijeron haberle visto, por cierto, en el tren de Santa Eugenia, el del foco de marras. Me permito recordar aquella exclusiva del diario El Mundo que desmontaba el circo de los rumanos y desvelaba cómo uno de ellos, una mujer, cambió su declaración un año después del atentado, se le concedió entonces la condición de víctima y se le pagaron 48.000 euros. Fue entonces cuando su versión coincidió con las otras dos.

    Y como el único vagón que queda es precisamente en el que dicen que se subió el único culpable, permítanme que les reproduzca cómo habría sido la película de los hechos si hubieran dicho la verdad los testigos. Así me lo contó Luis del Pino:

    Zougam tendría que haberse subido con su mochila bomba al tren de Santa Eugenia en la estación de Torrejón de Ardoz, cuando quedaban sólo QUINCE minutos para que la bomba estallara, momento en que le ve el testigo R-10. Luego, habría tenido que recorrer el tren hasta el vagón 6, siendo visto por las otras dos testigos entrando a ese vagón. En ese momento, sigue llevando a cuestas la bomba, porque las rumanas declaran que le ven con la mochila al hombro. Posteriormente, tendría que haber vuelto sobre sus pasos hasta el vagón 4 sin que le vieran de nuevo las dos amigas rumanas, y tendría que haber depositado su artefacto en ese vagón 4 (que fue el único que estalló en el tren de Santa Eugenia), cuando sólo quedaban CINCO minutos para que estallara, antes de bajarse en la estación de Vicálvaro.

    En este grupo –el periódico, la radio y la tele–, tiraremos del hilo de este vagón todos los días. Pese lo que pese la carga que esconda al otro lado. Y lo haremos ofreciendo todas las noticias fruto de nuestra investigación y aquellas, veraces y contrastadas, que elaboren otros medios de comunicación. Como siempre. Vendrán tiempos difíciles, intoxicaciones, obstáculos y críticas. También como siempre.

    miércoles, 14 de marzo de 2012

    VÍDEOS

    "Hay nitroglicerina... es una putada" :

    http://www.youtube.com/watch?v=Vept8OwXOu4

    perito independiente en el 11-M, titadyne, pocas muestras y adulteradas:

    LO QUE NO SABES DEL 11-M:

    http://www.youtube.com/watch?v=By47obcbpe0&feature=related

    ESTUVO ETA EN EL 11-M:

    http://www.youtube.com/watch?v=xFO-AZtgCyE&feature=related

    SOMBRAS DEL 11-M:

    http://www.youtube.com/watch?v=6pOvm_dPYlU

    Debates en Libertad: 11-M: Ahora falta la verdad 5/07/07

    http://www.youtube.com/watch?v=lWuxEWzHH4Y&feature=related


    Debates en Libertad: 11- M, caminito de Jerez -27/02/10

    http://www.youtube.com/watch?v=ZEEODULD9ro&feature=fvsr

    Algunos motivos para reabrir el caso 11-M




    Fue la OTAN:

    El País no respeta a sus propios lectores



    http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/el-pais-no-respeta-a-sus-propios-lectores-11084/

    El País sigue faltando al respeto a sus propios lectores en su editorial de hoy, volviendo a tratarles como si fueran personas incapaces de pensar por sí mismas y a las que hay que adoctrinar para evitar que razonen.

    Vuelve a repetir hoy ese periódico la cantinela de que los que denunciamos las pruebas falsas del 11-M estamos empeñados en que fue ETA la que llevó a cabo la masacre.

    ¿Pero no les da a ustedes vergüenza engañar a sus lectores así?

    Quienes denunciamos que TODAS las pruebas utilizadas en el 11-M son completamente falsas somos personas y periodistas que no estamos dispuestos, simplemente, a que el mayor atentado terrorista de nuestra Historia quede sin castigo.

    No sabemos si el atentado fue obra de Al Qaida, o de ETA, o de servicios secretos extranjeros o de cloacas nacionales. Lo que sí sabemos, porque lo hemos demostrado hasta la saciedad, es que lo que se nos ha contado del atentado es mentira de principio a fin:

    - hemos demostrado que los escenarios del crimen se desguazaron con asombrosa rapidez

    - hemos demostrado que eso permitió sustituir las pruebas originales del caso por pruebas colocadas, casi todas las cuales "aparecieron" en dependencias policiales

    - hemos demostrado que esas pruebas colocadas no cuadran con los datos que tenemos de las explosiones de los trenes

    - hemos demostrado que se hurtaron a la opinión pública los análisis originales de los focos de explosión y los listados de muestras recogidas en los trenes

    - hemos demostrado que se han falsificado documentos, que se ha mentido ante la Comisión de Investigación del 11-M, que se han ocultado datos en el sumario, que se ha faltado a la verdad ante el tribunal encargado de juzgar la masacre...

    - hemos demostrado que la versión oficial, además de estar basada en pruebas manipuladas, ni siquiera es coherente ni completa, porque solo identifica con nombre y apellidos a uno de los doce colocadores de bombas de los trenes

    Eso es lo que sostenemos y lo que podemos demostrar.

    Y ustedes, en lugar de responder a las denuncias de manipulación de pruebas con datos que avalen la validez de esas pruebas, se limitan a repetir una y otra vez la casposa consigna: "Es que quieren demostrar que ETA está detrás de los atentados".

    Ante la imposibilidad de respondernos con datos y argumentos, se limitan ustedes a tratar de reforzar en sus lectores el reflejo pavloviano de la manipulación: "Si es usted de izquierdas, entonces tiene que creer como acto de fe que el 11-M fue obra de Al Qaida. Y si usted de derechas tiene que creer como acto de fe que el 11-M fue obra de ETA".

    Pues miren ustedes, nosotros no estamos dispuestos a hacer ningún acto de fe. Ni para afirmar que fue ETA, ni para sostener que fue Al Qaida, ni para mantener que fue una operación de las cloacas del Estado: en una democracia, los actos de fe sobre materias penales no tienen cabida. Lo único que valen son las pruebas. Esas pruebas que los poderes públicos están obligados a proporcionarnos y que tan nerviosos les ponen a ustedes, por alguna ignorada razón.

    Déjense de cantinelas y consignas, y empiecen a hablar el lenguaje de la lógica y de los argumentos. Llevan ustedes ocho años haciendo el ridículo y hasta la credulidad del más sectario lector tiene un límite.

    Los peores enemigos de la versión oficial no somos nosotros, sino ustedes mismos. Con su actitud irracional, con su empeño en enmascarar la lógica mediante apelaciones emocionales y con su insistencia en manipular a sus propios lectores, han conseguido ustedes que la opinión pública perciba con claridad los dos bandos existentes: en un lado, los que tratamos de ceñirnos a los hechos, en la esperanza de que nos conduzcan a la hipótesis correcta sobre la autoría de la masacre, sea ésta la que sea; en el otro lado, los que exigen - como ustedes - un acto de fe de sus lectores y luego ocultan y deforman la realidad de los hechos para tratar de ajustarlos a su manipulada versión oficial.

    A estas alturas, deberían ustedes ser conscientes ya de que tienen la batalla perdida. Porque la gente agradece, a la larga, que se le hable desde la razón y no desde la consigna.

    miércoles, 7 de marzo de 2012

    Un perito del 11-M confiesa que "nunca" dejó de tener una "sensación de engaño"

    Dos de los peritos independientes del 11-M llamados a analizar las escasas muestras del atentado han estado en Es la Noche de César de esRadio.


    ESRADIO 2012-03-06

    Carlos Romero y Jesús Guardiola, que recientemente publicaron un artículo en LD sobre el hallazgo del foco de explosión que ellos no tuvieron la oportunidad de analizar, han recordado en Es la Noche de César cómo fue trabajar en el juicio con 23 muestras de los atentados, "la mayor de las cuales era de una décima de gramo".

    Según han contado, ante la misión de analizar durante el juicio los restos del 11M para tratar de concretar el tipo de explosivo que estalló, sintieron en un principio "ilusión", pero muy pronto se sintieron "decepcionados". Las muestras, recordaron, eran "a todas luces insuficientes" para llegar a resultados claros. Como contaron en LD, pidieron más, pero el director de la pericia les dijo que "no había más" y que los restos "se habían fundido en un alto horno de Vizcaya". Lo cierto es que un foco de explosión estaba oculto en un cobertizo de Madrid.

    Los peritos han destacado durante la entrevista que les sorprendió "la dejadez en la falta de custodia" y la "desaparición" de los restos. Uno de ellos, Carlos Romero, ha explicado cómo durante la pericia "nunca" dejó "de tener sensación de engaño, de que me estaban tomando el pelo". Un "engaño profesional", ha resumido, e "impotencia" ante la incapacidad de trabajar con más material.

    Tras reiterar que con los datos que lograron extraer "se excluye totalmente" que en El Pozo explotara Goma 2 Eco, han explicado que con los restos hallados por LD ya no "se puede saber mucho". A nivel químico, el hecho de que estuvieran a la intemperie hace que muchas sustancias se hayan volatilizado. A nivel visual, Guardiola sí ha apuntado que un examen podría aportar datos, puesto que el "tipo de corte sí es característico" de cada explosivo
    .

    domingo, 4 de marzo de 2012

    Esa cosa juzgada llamada 11-M

    http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/esa-cosa-juzgada-llamada-11m-11054/


    Permítanme que les hable de un caso que al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, le apasiona especialmente.

    El 9 de diciembre de 1932, el oficial de policía William Lundy fue asesinado en Chicago por dos individuos. Se trataba del sexto asesinato en siete días en una ciudad que estaba preparándose para albergar la Exposición Universal de 1933, así que el alcalde declaró una "guerra contra el crimen" y exigió a la Policía resultados inmediatos. Para colmo, el asesinado era, en este caso, un servidor público, así que sus compañeros de cuerpo no necesitaban mucho estímulo para hacer un escarmiento.

    En cuestión de días, dos inmigrantes polacos fueron identificados y detenidos. Se trataba de Joseph Majczek, de 24 años, y Theodore Marcinkiewicz, de 25. Ambos fueron condenados en 1933 basándose en el reconocimiento ocular realizado por una testigo y el Tribunal Supremo ratificó la condena en 1935.

    Más de una década después de los hechos, en 1944, la madre de Joseph Majczek insertó un anuncio en el Chicago Times ofreciendo una cuantiosa recompensa, de 5.000 dólares de la época, a la persona que pudiera aportar datos acerca del verdadero asesino del oficial de policía Lundy. Convencida de la inocencia de su hijo, aquella pobre mujer había estado fregando escaleras seis noches a la semana durante doce años, hasta conseguir ahorrar aquella importante cifra.

    Un reportero del Chicago Times leyó aquel anuncio y decidió contar la historia de esa madre. Al analizar los detalles del caso, ese reportero llegó al convencimiento de que Joseph Majczek no tenía nada que ver en aquel asesinato, así que el Chicago Times realizó una investigación independiente y logró demostrar que aquella condena de los dos polacos había sido un auténtico fraude: la Policía había amenazado a la testigo de cargo para que reconociera a esos dos sospechosos; se había falsificado la fecha de detención de uno de los dos acusados, para hacer cuadrar los detalles del caso; se había ignorado el testimonio de varias personas que exculpaban a los dos inmigrantes... Para colmo, la propia Fiscalía había amenazado al juez de primera instancia con acabar con su carrera política si declaraba inocentes a los dos polacos, de modo que aquel juez, que estaba convencido de la inocencia de los procesados, a lo máximo que se atrevió fue a condenarles a cadena perpetua en lugar de a la silla eléctrica, que es lo que correspondía legalmente.

    La abnegación de una madre y la campaña emprendida por el Chicago Times consiguieron que el Gobernador del Estado indultara el 15 de agosto de 1945 a Joseph Majczek, después de haber pasado 13 años en prisión. Esa historia tan moralizante está narrada en la película "Call Northside 777", que en español se llama "Yo creo en tí" y en la que James Stewart interpreta al periodista del Chicago Times que consigue que se revoque aquella condena injusta.

    Lo que esa película de Hollywood oculta es lo que pasó con el otro condenado, con Theodore Marcinkiewicz. "Bueno", dirán ustedes, "si al otro polaco le indultaron, también indultarían a Marcinkiewicz". Pues, aunque no se lo crean, no fue así.

    El caso de esos dos polacos era cosa juzgada, así que no tenían posibilidad de recurrir. Solo un indulto podía salvarles y eso fue lo que salvó a Joseph Majczek. Pero como nadie había hecho campaña para indultar a Marcinkiewicz, cuando su amigo Joseph fue indultado, él siguió en prisión.

    La testigo de cargo contra él había resultado ser falsa, pero era una cosa juzgada.

    La Policía había falsificado documentos para condenarle, pero era una cosa juzgada.

    Se había ignorado a los testigos que le exculpaban, pero era una cosa juzgada.

    La Fiscalía había chantajeado al juez de primera instancia para que le condenaran, pero era una cosa juzgada.

    Su condena había sido radical y clamorosamente injusta, pero era una cosa juzgada.

    Su amigo y compañero de condena había sido indultado, pero era una cosa juzgada.

    Como era cosa juzgada, Marcinkiewicz siguió en la cárcel, enviando cartas desesperadas a todo el mundo para que se reparara aquella palmaria injusticia. Cuatro años después de la liberación de Joseph Majczek, en 1949, el Gobernador por fin le ofreció a Marcinkiewicz una medida de gracia, ¡que consistía en conmutarle la cadena perpetua por una condena de setenta y cinco años! El pobre polaco, naturalmente, rechazó aquella "generosa" oferta y siguió exigiendo que le excarcelaran. Finalmente, en 1950, el Gobernador accedió a indultar también a Marcinkiewicz, después de pasar 18 años en prisión por un crimen que no había cometido.

    A lo largo de los últimos años, los medios de comunicación independientes han ido poniendo sobre la mesa una catarata de evidencias que demuestran que las investigaciones oficiales del 11-M no son otra cosa que una inmensa y grosera manipulación: pruebas destruidas, pruebas falsificadas, pruebas ocultadas, culpables imposibles... No hay aspecto del 11-M al que miremos, que no lleve en su cara el sello de la irregularidad policial o judicial.

    Al principio, los defensores de la versión oficial optaron por ridiculizar las investigaciones de los medios independientes. Después, a medida que las evidencias de falsificaciones se acumulaban, pasaron a intentar ningunear a esos medios. Ahora, cuando ya la montaña de irregularidades constatadas es tan grande que no se puede ocultar a la vista, se refugian cada vez más en la cantinela de que el 11-M es cosa juzgada.

    Pero una media verdad es la peor de las mentiras posibles.

    El 11-M es cosa juzgada, sí, pero la instrucción del sumario y el juicio fueron una auténtica farsa. Mientras duró la instrucción, el juez Del Olmo mantuvo el sumario bajo secreto, impidiendo a las víctimas conocer los detalles de las investigaciones y pedir diligencias de prueba. Ahora entendemos por qué se hizo eso: porque todo el sumario no es más que una inmensa mentira, basada en la destrucción y ocultación de las pruebas reales y su sustitución por otras pruebas demostrablemente falsas.

    Pero eso quiere decir que se manipuló a las víctimas de la masacre, que se las impidió ejercer su derecho a participar en las investigaciones, que se precocinó una versión falsa de los hechos sin permitir a las acusaciones cuestionar esa versión y buscar a los verdaderos culpables.

    ¿Es moralmente lícito hablar de cosa juzgada en esas condiciones?

    No hay ni una sola prueba fundamental del caso que no sea fraudulenta, desde la mochila de Vallecas a la furgoneta de Alcalá, pasando por el famoso coche Skoda Fabia o el siniestro episodio de Leganés.

    ¿Es racionalmente admisible hablar de cosa juzgada en esas condiciones?

    Escenarios del crimen que se desguazan con pasmosa rapidez. Presuntos suicidas a los que no se les hace autopsia. Informes de análisis de explosivos que se ocultan. Actas de recogida de muestras que no se adjuntan al sumario.

    ¿Es argumentalmente defendible hablar de cosa juzgada en esas condiciones?

    Explosivos que aparecen sin que los perros policía sean capaces de olerlos. Documentos que se falsifican. Evidencias que surgen de la nada en dependencias policiales. Testigos que reciben cuantiosas sumas de dinero por reconocer a quien antes no reconocían.

    ¿Es lógicamente sostenible hablar de cosa juzgada en esas condiciones?

    Jueces que mienten a las víctimas. Abogados de oficio obligados a leerse 150.000 folios de un sumario en escasos días. Medios de comunicación dispuestos a machacar a la opinión pública con consignas irracionales. Informaciones exculpatorias de los condenados que se hurtan al juez. Confidentes que se prestan a hacer el paripé en la causa. Intoxicaciones a granel para embarullar el sumario.

    ¿Es democráticamente tolerable hablar de cosa juzgada en esas condiciones?

    Lo siento, pero no puede haber cosa juzgada allí donde la Justicia no ha sido más que una burla, una vulgar imitación formal de la Justicia verdadera.

    Quien se refugie en la formalidad de la cosa juzgada para negar la Justicia a las víctimas del 11-M, estará cometiendo la misma indignidad que aquellos que mantuvieron cinco años más en la cárcel a Theodore Marcinkiewicz, después del indulto de Joseph Majczek, alegando simplemente que su injusta condena era... una cosa juzgada.