Sánchez Manzano mintió ante la Comisión del 11-M, mintió ante el juez de instrucción Del Olmo y mintió ante el tribunal presidido por el juez Gómez Bermúdez.
Lo hizo al declarar, y luego negar, que en los focos de explosión del 11-M había aparecido nitroglicerina.
Lo hizo al declarar que el explosivo de la mochila de Vallecas coincidía, en todos sus componentes, con el explosivo encontrado en una furgoneta Kangoo en Alcalá de Henares en la mañana del 11-M.
Lo hizo al declarar en el juicio que empleados de una fábrica de explosivos confirmaron que el explosivo encontrado en la furgoneta Kangoo era Goma2-ECO.
Sánchez Manzano tenía la responsabilidad, puesto que se hizo cargo de ellas, de custodiar las muestras recogidas en los trenes del 11-M, pero aquellas muestras desaparecieron a centenares.
Sánchez Manzano tenía la responsabilidad, según los protocolos, de enviar las muestras de los trenes a la Policía Científica para su análisis químico, pero la Policía Científica nunca llegó a recibir las muestras recogidas en los focos de explosión.
La actuación de Sánchez Manzano impidió, por tanto, que sepamos, a fecha de hoy, qué explosivo estalló en los trenes que mataron a 193 personas el 11 de marzo de 2004.
Por eso se querelló contra él, y contra su jefa de laboratorio, la asociación mayoritaria de víctimas del 11-M, dirigida por Ángeles Domínguez. Querella que le correspondió por reparto a la juez Coro Cillán y que nos ha permitido conocer numerosos detalles adicionales sobre el proceso masivo de destrucción, ocultación y sustitución de pruebas que se puso en marcha muy pocas horas después de que 10 bombas hicieran explosión en cuatro trenes de cercanías de Madrid.
Pero ahora, la sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid ha decidido dar carpetazo a la causa, impidiendo así que continúen las investigaciones.
Y no da carpetazo porque sea falso que Sánchez Manzano mintiera, ni porque sea falso que Sánchez Manzano dejara que desaparecieran las muestras del 11-M, ni porque sea falso que Sánchez Manzano incumpliera su obligación de enviar las muestras de los trenes a la Policía Científica.
El argumento de la Audiencia Provincial de Madrid para archivar la causa es que existió una querella contra Sánchez Manzano que el partido Alternativa Española presentó ante la Audiencia Nacional y que la Audiencia Nacional desestimó en su día, sin ni siquiera tomarla en consideración. Y que, por tanto, nadie más puede presentar querellas contra Sánchez Manzano por esos mismos hechos.
O sea, para que ustedes se enteren de la jugada: un mes antes de que la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M presentara su querella en 2009 contra Sánchez Manzano en los juzgados ordinarios, el partido político Alternativa Española (que nunca había emprendido ninguna iniciativa jurídica sobre el 11-M) presenta una querella en la Audiencia Nacional, que es desestimada de inmediato (quince días después). Y dos años más tarde, se utiliza ese hecho por parte de la sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid para dar carpetazo a una causa, la instruida por la juez Coro Cillán, que estaba empezando a irse de las manos.
Ya que no podemos achantar a la juez Cillán difamándola, echamos mano de una sorprendente querella que nadie sabe quién ha instigado y cerramos la causa por la cara.
Y si eso significa dar una nueva bofetada judicial a las víctimas del 11-M, que siguen sin saber quién las convirtió en víctimas, pues no pasa nada.
Cuánto apesta este país, ¿verdad?
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